Ahora solo quedan recuerdos de aquel pasado. De un solo golpe, como si fuera el Dios mitológico pintado por Ron Levine para el trabajo de la Sonora Ponceña que trae este nostálgico tema nacido de la trova cubana, la ciudad borra las huellas que hemos dejado en cada paso anterior, para crear nuevos espacios donde surgirán nuevas historias, donde nuevas marcas, imborrables, indelebles, quedarán impregnadas en nuevos corazones, marcas como las que dejó en mi el edificio que implosionó en días pasados al frente del CAM, no fue un “crash” ruidoso, fue un “bomb” fulminante, seco, y certero, directo a los recuerdos de mis primeros años de vida, inciertos y dubitativos.
Cientos de veces durante 3 años subí y bajé sus escaleras con mis cuadernos adornados con carátulas de los Lebron Bros, y con los algoritmos y los números booleanos obligados de las clases de sistemas. Los salones eran estrechos, al igual que los pasillos, y el barullo se sentía desde la cafetería del primer piso hasta los salones del último, donde tuve pocas clases afortunadamente, no se si en el día era igual de agitada la vida del edificio, pero si estoy seguro que en la noche éramos mas consientes de que lo que allí aprendiéramos podría cambiar nuestras vidas.
Casi terminando mi carrera intermedia, into the 90s, La Sonora Ponceña lanza este atómico trabajo, donde vienen dos obras maestras de Pablo Milanés en tiempo de clave salsera: Quiero seguir siendo tu amante, y El tiempo; y como genio que es Papo Lucca, sus arreglos dejaron profundas huellas en toda una generación de salseros.
Los arreglos de El Tiempo llevan en cada nota la nostalgia que la letra del disco lleva en cada verso; para traducir este disco a la salsa Papo Lucca se hizo acompañar en los arreglos del bajista Joe Santiago, de ahí que el bajo se vuelva protagonista y tengamos un solo, también de Joe Santiago, totalmente acoplado a la rítmica del tema. Los arreglos de los coros son orgásmicos y todos los salseros los llevamos grabado como un recuerdo omnipresente y compartido…. “el tiempo el implacable el quee paa…só”.
El tiempo, el implacable, el que pasó siempre una huella triste nos dejó, qué violento cimiento se forjó llevaremos sus marcas imborrables.
Aferrarse a las cosas detenidas es ausentarse un poco de la vida. La vida que es tan corta al parecer cuando se han hecho cosas sin querer.
En este breve ciclo en que pasamos cada paso se dá porque se sienta. Al hacer un recuento ya nos vamos y la vida pasó sin darnos cuenta.
Cada paso anterior deja una huella que lejos de borrarse se incorpora a tu saco tan lleno de recuerdos que cuando menos se imagina afloran.
Porque el tiempo, el implacable, el que pasó siempre una huella triste nos dejó.