SALSÓDROMO FERIA DE CALI 2012

Fue en el año 2,008 durante el primer año del gobierno del alcalde Jorge Iván Ospina Gómez que se realizó el primer SALSÓDROMO como apertura a la Feria de Cali. Por primera vez la Cabalgata había sido desplazada, y era lo más razonable, una ciudad donde el 80% de la población disfruta de la salsa y donde menos de un 20% tiene para mantener un caballo, creo que es más alto el porcentaje de los que son mantenidos por los equinos, era una deuda que la ciudad tenía consigo misma.

El SALSÓDROMO es la representación misma del barrio, de la ciudad en todos sus detalles. Este año no fue la excepción. Se inició con lo básico, con la base de todo lo que nos conmueve el alma musical, la percusión que hace parte del movimiento musical afrolatinocaribeño fue representada por la PERCUBANDA, una idea que desde el año pasado elucubró Gary Domínguez y que en compañía de Larry Joseph se cristalizó para dar forma a una banda de 120 músicos sincronizados con el golpe de la Clave. Al verla pasar recordé los momentos en las calles del barrio cuando acompañábamos con la campana la música de la rumba.
La Carroza homenaje a Jairo Varela se mostró imponente, a medida que pasaba por el SALSÓDROMO la gente se llenaba de emoción y tarareaba el Cali Pachanguero inmortal, inmensa y colorida, fue un momento emotivo el paso de la imagen de Jairo Varela.
Luego empezó el inmenso despliegue de las escuelas de baile, cientos de bailarines con miles de atuendos, lentejuelas, sonrisas, sudor, el esfuerzo visto en cada uno de los rostros, el derroche inmenso de energía en cada coreografía, los cuerpos en el aire, siempre la sonrisa presente, la alegría de todos observando la cultura del baile, la cultura del barrio.
Lo que si se evidencia es que el recorrido de 1,300 metros del SALSODROMO es extremadamente largo, ya a los 800 metros de danza y baile continuo el cansancio llevó a algunos bailarines a sufrir de mareos, al total agotamiento físico; a estas alturas del recorrido en muchas bailarinas las medias veladas se encuentran rotas, los vestidos desajustados por el movimiento incesante, por los saltos acrobáticos, por el tumbao infinito sobre el asfalto caliente de las 2 de la tarde.
El recorrido del SALSODROMO es extremadamente largo cuando se tienen bailarines, si fuera solo el paso de las carrozas no habría problema, pero llevar un tumbao en los pies sobre una vía vehicular a pleno solo es demasiado exigente; el SAMBÓDROMO que es la comparación más cercana tiene un poco más de 700 metros de recorrido para el paso de sus comparsas.
Adicionalmente el sitio donde se organiza actualmente el SALSÓDROMO es el más angosto que hay sobre la Autopista Sur con el agravante del canal de aguas lluvias en el separador de la vía que impide el acceso a los espectadores.
Si de comparsas de bailarines se trata debería pensarse en ellos para escoger el sitio, un sitio donde el piso donde bailan no los maltrate con lo hace ahora el duro asfalto; un sitio ideal puede ser la pista atlética del estadio Pascual Guerrero, la cual permite un mayor lucimiento de los bailarines, el inconveniente serían las carrozas que por su peso veo difícil que puedan moverse sobre la pista atlética. Otro punto a favor del Estadio son las graderías que tienen, las cuales podrían ser para entrada gratuita y acondicionar parte de la gramilla para la zona con pago.
Un punto valioso que se vio en el SALSODROMO es que existe un relevo generacional de bailarines, la carroza con los niños salseros fue quizás la más alegre, un buen acierto de ponerlos en Carroza, por que el agotamiento si hubiera sido mucho mas prematuro.
La Carroza con los bailarines de la Vieja Guardia fue otro importante acierto, un homenaje a los que abrieron el camino, y que afortunadamente mi Cali salsera les da su reconocimiento merecido, a un esfuerzo que me imagino sintieron estéril estos bailarines por muchos años.
Valioso el remate con dos cantantes de muestra tierra, Willie Garcia y Javier Vásquez, la energía y el sentimiento desplegado por ellos y por los excelentes músicos que los acompañaron puso a vibrar al público ya en el ocaso del evento. Pienso que debe ser una norma que las bandas que rematen el SALSÓDROMO sean Caleñas, una vitrina más para los precarios espacios que tienen los músicos de aquí de exponer su música, el presupuesto sería menor y podrían ser más las orquestas invitadas.
Al finalizar el SALSÓDROMO en el horizonte se dibujó este arcoiris, alcancé a tomarle una foto, sentí algo sobrecogedor y a su vez purificador, pensé por un instante cuando la última carroza se alejaba, que alguien allá arriba quería decirnos que nos escuchó en este día esplendido, alguien se sintió complacido por el afecto y la alegría, por el recuerdo imborrable en el alma de cada Caleño de su música, alguien allá arriba comprendió que sería inmortal no solo en el cielo sino en la tierra.