ACID DE RAY BARRETTO – DEL ÁFRICA A VENEZUELA


ACID, sería el disco que le daría el nombre al primer LP que Ray Barretto grabara para el sello FANIA en el año 1968,  un disco sencillo y simple, con un ritmo repetitivo, pero tan sicodélico como el ácido y el LSD que trastornaba los sentidos en los 60s, un puente entre el jazz y los ritmos latinos, ya de completo dominio de Barretto por esos días.

La inspiración para ACID vendría desde África y a su vez alguien se atrevería a ponerle letra a este, una joya del funky, del jazz y del movimiento salsero.

El antecedente de ACID saldría de África. Mulatu Statke nace en Jimma, Etiopia, en 1,943; después de pasar por Londres, llegaría a Boston en 1958, y sería el primer estudiante africano que tendría el Berklee College, luego se trasladaría a New York creando el Ethiopian Quintet alrededor de 1,963, compuesto por El y músicos puertorriqueños y afroamericanos.  Grabarían dos trabajos discográficos titulados “Afro-Latin Soul” Volumen 1 y 2.  En el Volumen 2, prensado en 1,966, quedaría grabado el tema Soul Power, cuya estructura y repetición rítmica es similar a ACID, inicio con un bajo que está siempre presente con el mismo ritmo durante todo el disco, solo de trompeta, luego solo de timbal, para terminar con un solo de trompeta.



 ACID, grabado en una sola toma, nos agarra desde su inicio, un bajo estilo funk que te hipnotiza a cargo del bajista cubano-americano Bobby Rodríguez, llamado “Big Daddy” por Ray Barretto; de inmediato marcando el ritmo entran Pete Bonet con el güiro y Adalberto Santiago con la clave. El primer solo de trompeta es a cargo de René López quien usa una sordina para darle un sabor mas jazzeado; Orestes entra después con un solo de timbal sereno, cadencioso, sin acelerarse, “Orestes Vilató” dicen al fondo, luego alguien dice “Roberto”, irrumpe Roberto Rodriguez con su trompeta subiendo el nivel de la descarga ácida. Y antes de que entre Louis Cruz con su montuno en el piano, Barretto con sus manos duras hace un solo de congas para la historia. El final se remata con una pequeña moña de vientos.
Para los primeros meses del 2012, la cantante y compositora venezolana Jennifer Zea, radicada en Nueva Zelanda, o sería igual decir las antípodas, para mi algo que esté en el pacífico sur debe llevar ese nombre, lanza al mercado el trabajo musical “The Latin Soul”, que venía cocinándose desde el 2010.  El trabajo es realizado con su agrupación bien llamada the Antipodean Collective, formada con importantes músicos jazzísticos de Nueva Zelanda. En este valioso trabajo musical regresan a la versión original de Mulatu Statke, a las antípodas musicales en tiempo y en distancia, de los 60s al siglo XXI, desde las dunas etiopies hasta la insular Nueva Zelanda y con un cristalino sabor caribe;  sobre Soul Power construyen el disco Juan José, un montuno bravo del nuevo milenio, un disco de barrio que habla sobre un malandro de esquina, arranca con el ritmo de soul power en el piano de Jonathan Crayford, luego el bajo lleva la contundencia del disco, con una percusión bien afincada, la voz melódica de Jennifer Zea cuenta la historia de Juan José con un solo de piano armonioso. Este disco ya existía sin letra en un proyecto musical de Jonathan Crayford cuando este vivía y tocaba en Nueva York, que es donde me imagino se permeó del sabor del Mulatu Statke.
La música se entrelaza, se crea, se renueva, una comprobación mas de la relatividad del tiempo y la distancia.