Carlos y Elizabeth le tienen amor a la salsa, y era eso lo que se sentía cuando uno llegaba a Muralla de Bronce, si, antes de entrar el ambiente salsero se respiraba, el mismo nombre de la taberna nos recordaba ese clásico y afincado tema que tanto nos habíamos gozado en el pasado, en los costados de la entrada las fotos de los ilustres visitantes, si, por este pequeño pero infinito espacio musical pasaron, gozaron y nos hicieron gozar, grandes de la salsa, como Lebron Brothers, Bobby Valentín, Henry Fiol, Virgilio Hurtado, Rafu Warner, Vicente “Little” Johnny, etc, etc, etc, adentro, imponente, Ismael Rivera retratado con su pinta de barrio, de La Perla, de Salsa, lleno de firmas de todos los que alguna vez quizá habían compartido y aprendido del gran Rey Maelo, Rey de suJaragual, si, así era la rumba en Muralla de bronce, no solo era la música pa´l bailador, era la música para el oído, era la cultura salsera, los eventos, la película del Benny, el ICFES salsero, encuentro de timberos, la Audición que programó El chino, Salsa y Coctails, donde me invitó a programar elevándome a su altura salsera, el mojito, la chiva salsera, si, era esa necesidad de compartir de enseñarnos a apreciar todas las facetas musicales, era toda una fiesta, llena de irreverencia, de nuevas propuestas, si, allí fue donde una noche, recibiendo rones de Álvaro, la irreverencia que solo habíamos encontrado en la Latina hizo presencia, de un álbum igual de irreverente, Carlos sonó un tema, que nos puso a bailar a todos, con los trombones limpios y exquisitos de Leopoldo Pineda y Willie Colón ( y Reinaldo Jorge aunque no lo digan los créditos), y un bajo a cargo de Salvador Cuevas, que acompañaba, que se siente de principio a fin, al fondo del disco la algarabía, la rumba, no solo de la emoción por el matrimonio de Manuela y Carmelo Da Silva, sino de todos nosotros brindando por esos trombones, por esta vida, que nos da y nos quita y nos quita y nos da….. si señores esa noche…. después de muchos años volví a escuchar en una rumba LA FIESTA de Rubén Blades. Asere.
Carlos y Elizabeth le tienen amor a la salsa, y era eso lo que se sentía cuando uno llegaba a Muralla de Bronce, si, antes de entrar el ambiente salsero se respiraba, el mismo nombre de la taberna nos recordaba ese clásico y afincado tema que tanto nos habíamos gozado en el pasado, en los costados de la entrada las fotos de los ilustres visitantes, si, por este pequeño pero infinito espacio musical pasaron, gozaron y nos hicieron gozar, grandes de la salsa, como Lebron Brothers, Bobby Valentín, Henry Fiol, Virgilio Hurtado, Rafu Warner, Vicente “Little” Johnny, etc, etc, etc, adentro, imponente, Ismael Rivera retratado con su pinta de barrio, de La Perla, de Salsa, lleno de firmas de todos los que alguna vez quizá habían compartido y aprendido del gran Rey Maelo, Rey de su
Jaragual, si, así era la rumba en Muralla de bronce, no solo era la música pa´l bailador, era la música para el oído, era la cultura salsera, los eventos, la película del Benny, el ICFES salsero, encuentro de timberos, la Audición que programó El chino, Salsa y Coctails, donde me invitó a programar elevándome a su altura salsera, el mojito, la chiva salsera, si, era esa necesidad de compartir de enseñarnos a apreciar todas las facetas musicales, era toda una fiesta, llena de irreverencia, de nuevas propuestas, si, allí fue donde una noche, recibiendo rones de Álvaro, la irreverencia que solo habíamos encontrado en la Latina hizo presencia, de un álbum igual de irreverente, Carlos sonó un tema, que nos puso a bailar a todos, con los trombones limpios y exquisitos de Leopoldo Pineda y Willie Colón ( y Reinaldo Jorge aunque no lo digan los créditos), y un bajo a cargo de Salvador Cuevas, que acompañaba, que se siente de principio a fin, al fondo del disco la algarabía, la rumba, no solo de la emoción por el matrimonio de Manuela y Carmelo Da Silva, sino de todos nosotros brindando por esos trombones, por esta vida, que nos da y nos quita y nos quita y nos da….. si señores esa noche…. después de muchos años volví a escuchar en una rumba LA FIESTA de Rubén Blades. Asere.