LA CASA LATINA

Estaba algo nervioso al llegar a La Casa Latina. Muchos años ya desde la Taberna sobre la calle quinta, de las rumbas hasta las 4 a.m., del sándwich Cubano (no Qbano) XL, yo no era tan XL como ahora, jeje, y la melodía, más que la rumba, la melodía, no había vuelto a ser la misma.

Alomía, que había llegado a tiempo, como yo en los viejos tiempos de la Latina que antes de las nueve ya estaba sentado en la barra conversando con Osman, o con Gonzalo, o Richard Yori, Djs que pasaron por esta escuela de sonoridades, me llamaba insistentemente queriendo confirmar que yo estaría presente en la cita obligada con el reencuentro, con el pasado del que nadie se escapa, como diría Yuri Buenaventura.

El ambiente Latinero se respirada desde la calle abarrotada de carros, aunque ahora que lo pienso era más bien mi corazón salsero el que se anticipaba al encuentro con la rumba y la melodía. Alonso ya estaba parchado con todos sus secuaces (Jorge, Camilo, etc) rumberos en el antejardín de la Casa Latina, y ahora, si sentía de verdad el ambiente que se respiraba en la calle quinta al frente de la Clínica San Fernando cuando La Latina tenía allí su sitio de reunión.
Gary había logrado detener el tiempo en las paredes de su casa, cada cuadro, cada afiche estaban nuevamente adornando un espacio, cada espacio adornado por la historia salsera, los primeros afiches de VanVan donde conocimos a un desconocido Juan Formell, el memorable afiche de Irakere, el volcán del Caribe, las fotos, una a una de todos los percusionistas salseros, editadas por Latin Percussion, no tuve tiempo de recorrerlos todos como lo hacía muchos años antes, mientras Gary programaba discos de Latin Jazz de los que ahora no recuerdo sus créditos.

Sergio, mi pana vanvanero, este si es vanvanero de verdad, también había madrugado y me guardaba puestico adentro afortunadamente, al lado del afiche de Irakere, autografiado por Chucho Valdés; la melodía, recorría todos los espacios y llenaba todos los oídos, desde Arsenio hasta Arrasando; llegar a Gary fue difícil, se entrecruzaron muchas caras, muchos abrazos, muchos saludos, y muchas anécdotas, Maestra vida camará te da y te quita te quita y te da, sonaron también los muñequitos de Matanzas, quien se atreve a colocar una rumba en una rumba?, solo Gary, redunda irreverente con la rumba en la rumba.

Gary, Dj errante pero no errado, transpirado y trainspirado, convertía la mística del acetato en mística melódica, la música latina, la música de La Latina sonando again, un saludo un abrazo salsero con el Dj, vuelvo a la mesa, de donde me levante, brindo con mi pana Alvaro cuando suena La Mozangua, o la Puerto Rico All Star, o cuando suenan ambos mas bien, bailo con Aleja, por que VanVan es mejor bailado, Sergio el vanvanero, también baila con VanVan, baila Maria Claudia, y baila Larry Joseph.
Ahora que lo recuerdo cuando mi mirada empezó a recorrer la historia escrita en cada afiche puesto en la pared, el nerviosismo con el que llegué se transformó en la misma sensación que tuve cuando llegué por vez primera a La Latina a mis diecisiete, y Gary me recibió con seis horas de Larry Harlow. Audición criminal.”.
A propósito de Afiches Latinos, en la Casa Latina vi este, se acuerdan?
Quien me ayuda con los nombres de los que aparecen en la foto, y el texto anexo, yo se que lo tengo por ahí guardado.