Muchos eventos se hacían cerca de la Calle Quinta, si, la misma a la que El Grupo Niche rindió homenaje… “si por la quinta vas pasando es mi Cali bella que vas atravesando….”, allí a principios de los 80s cerca al estadio existía un pequeño restaurante, el local iba a ser desocupado y Mario decidió empezar en ese sitio la historia de OLAFO SALSOTECA.
OLAFO, el vikingo de las caricaturas, siempre directo, concreto y certero, fue el nombre que Mario Rivadeneira uso para este sitio mítico de la rumba underground caleña, inundando a nuestra Cali de una salsa diferente, con sabor, con fuerza, con mucho golpe, creando una generación de salseros, cuyos hijos son ahora los que visitan este espacio que sigue en resistencia salsera.
En los 90s y por espacio de casi dos años, OLAFO tuvo competencia salsera, OLAFO 2, uno frente al otro estuvieron, compartiendo clientes y salsa; situación en la que Mario se vio obligado para evitar desaparecer ante la posibilidad de tener que devolver el local donde había nacido su Salsoteca. Por fortuna esto no sucedió, y el Siglo XX terminó con OLAFO en el mismo lugar y con su mismo sabor; ya en ese momento Mario y OLAFO eran sinónimos.
Por esa misma época, a principios de los 90s, de la mano de OLAFO y Alberto Valencia Osorio, se gestó un proyecto salsero en la radio caleña que generó una audiencia que difícilmente se ha vuelto a repetir: “EL GUATEQUE DE LA SALSA”, jornadas maratónicas de Salsa que redescubrían para las nuevas generaciones, la verdadera esencia de esta corriente musical que se estaba olvidando con el auge de la Balada Salsa o Salsa Monga.
El siglo XXI avasallante, con espíritu renovador, y cargado de Reguetón y Bachata, dejo fuera del aire a muchas salsotecas; esto sumado a la renovación urbana de mi Cali vuelta un caos, llevó a Mario Rivadeneira a tomar decisiones radicales para mantenerse, más aún cuando, como raras veces sucede con estos negocios casi filantrópicos, OLAFO se convirtió al poco tiempo de su nacimiento, en su único sustento.
Y confiando en sus seguidores salseros, OLAFO se trasladó al lado opuesto de la ciudad, al barrio, al populoso Alfonso López, en la Glorieta donde se cruza para ir a Juanchito, “del puente para‘ca está Cali…” diría nuevamente El Grupo Niche, tan caleños como OLAFO. Y hasta allí llegaron los salseros, cambiaron de coordenadas pero no de gusto.
OLAFO sigue siendo un sitio pequeño, como debe ser una Salsoteca, a media luz, excelente sonido, asientos de madera, al fondo una pantalla para los videos, y cerca a la barra, Mario Rivadeneira, midiendo la temperatura del salsero y del bailador, buscando siempre mezclar la salsa en todas sus épocas.
OLAFO ha evolucionado, pasó del cassette al CD, y del CD al computador y a los videos, pero sigue con su golpe, con su sabor, eso lo comprobé la noche que fui a visitar a Mario para la entrevista, una vez atravesé el umbral de la Salsoteca, mi umbral sonoro entró en trance, Héctor Lavoe, en un lamento montuno pregonaba “Me pasé la noche fumando”.
DISCOS PARA RECORDAR A OLAFO
El punto – Glen Monroig.
Adan Garcia – Ruben Blades
Me pase la noche Fumando – Willie Colón y Hector Lavoe
Delirio de Grandeza – Bobby VAlentin
La preocupación - El Gran Combo
Ahora Yo me rio – Sonora Ponceña
Con un amor se borra otro amor – Willie Rosario
El son de la Dicupé – Orquesta Dicupé.
Cuero na'ma – José Mangual Jr.
Canción para ti – Rafael de Jesús.