Reflexiones al Encuentro de Melómanos y Coleccionistas - CALI 2012


El encuentro de melómanos y Coleccionistas de la ciudad de Cali, Junto al Salsodromo, son los eventos principales de los salseros en la Feria de Cali, y para nuestra fortuna son los que están tomando más realce e importancia a nivel general, los que tienen más acogida, por ser la expresión mayoritaria de esta Cali, tan salsera como un solo de trombón.
Alegra también saber que los melómanos sienten identidad y compromiso con el encuentro, y en su interés de su preservación y mejoramiento evalúan, proponen y critican, lo que a su buen entender es susceptible de cambio para que la audiencia e importancia de nuestro evento siga en aumento. El Encuentro de Melómanos del 2012, dirigido esta vez por su creador  Gary Dominguez,  tuvo como principal objetivo volver a la esencia del mismo, un evento creado para el melómano, para resaltar su labor como promotor de la cultura salsera de la Ciudad.  

Dejamos a consideración de los amantes de la salsa en todos los niveles del conocimiento salsero, desde los mas neófitos hasta los sensei coleccionistas del vinilo, dos apreciaciones del pasado Encuentro de Melómanos y Coleccionistas 2012,  como dice el dicho cada quien habla como le fue en la feria, esperamos que de esta lectura se saquen conclusiones para la mejora de este evento ya patrimonio de Cali.


¿EVENTO PARA BAILADORES O ACTIVIDAD ESPECÍFICA PARA LA ESCUCHA MUSICAL DE MELÓMANOS? 
Por Roberto Carlos Luján (Sociólogo, productor radial y articulista)

La edición número XXI del Encuentro de Melómanos y Coleccionistas, llevada a cabo en el marco de la reciente edición de la Feria de Cali, ha dejado un cúmulo de inquietudes y pocas satisfacciones. Durante los últimos meses de 2012, diferentes programas radiales aludían promocionaban dicho Encuentro anual, bajo una pretenciosa consigna: “El XXI Encuentro de Melómanos y Coleccionistas recuperará la esencia del evento”, sin especificarse la definición puntual de dicha esencia.  

¿Recuperación de la esencia del Encuentro?

Luego de cinco días de asistencia a esta edición del Encuentro, las dudas e inquietudes se afirmaron y reafirmaron: ¿cuáles son los elementos y/o aspectos definitorios de dicha esencia?, ¿el Encuentro de Melómanos y Coleccionistas es un evento dirigido a un tipo de melómano caracterizado por la escucha musical o está destinado al bailador espontáneo, otro tipo de melómano?, ¿cómo se elige el productor del evento y el grupo de coordinadores de cada día?, ¿existe una liga extraordinaria de ‘nobles caballeros’, con la autoridad incuestionable, encargados de seleccionar a los participantes?, ¿cuáles son los criterios considerados para tomar en cuenta a los participantes?, ¿por qué no son los mismos melómanos, mediante algún tipo de medición supervisada, los encargados de seleccionar a través de dicha convocatoria abierta a los participantes individuales?, ¿la estrategia de masificar el evento con la inclusión de otros actores (bailadores y orquestas), ha representado un éxito, si es así de qué tipo?, ¿reiteración o propuesta en la programación de los participantes?, ¿fácil complacencia con la audiencia asistente o satisfacción personal? La propuesta no se produce únicamente con producciones recientes, la producción de música del Caribe es inconmensurable, por tanto es posible todavía hallar material musical por descubrir y redescubrir, grabado en décadas anteriores, el cual puede exponerse como propuesta.  

Para quienes no lo recuerdan o no lo vivieron, el Encuentro ha modificado hasta su aspecto nominal: durante su primera década se llamó Encuentro de Salsotecas y Coleccionistas, sin incluir de manera generalizada a los melómanos independientes -al parecer, los pocos melómanos independientes de aquel entonces, participaron gracias a la elección discrecional del director de turno-, luego se denominó Encuentro de Melómanos, Salsotecas y Coleccionistas, hasta su reciente edición como Encuentro de Melómanos y Coleccionistas: ¿y las salsotecas? 

Quienes asistimos a la primera edición del evento en diciembre de 1991 -sin restricciones para los menores de edad, por fortuna-, disfrutamos de su quintaesencia: el melómano como actor principal de la actividad con sus discos originales, con un interés significativo por el goce de la propuesta, escucha musical y la calidad del repertorio. Sin duda, éstos son aspectos clave con los cuales se construyó la hoy extraviada esencia.    

El Encuentro se ha espectacularizado -tiende hacia una desespecialización, cualquier repertorio suele sonar en función de satisfacer a los bailadores ocasionales-, desde hace varios años, tal como lo evidencian las actuales implementaciones: agrupaciones musicales, dos pantallas gigantes y pista para los bailadores espontáneos. Dichas implementaciones son ajenas al acto esencial de los melómanos/participantes en los Encuentros: programar una canción o un tema incluido en un disco original. Dicha elección debe ajustarse a la temática puntual, el melómano participante debe considerar el sentido clásico del evento en el cual interactúa. Los Encuentros deben retener la idea de espacio para el aprendizaje melómano, aspecto el cual debe ser celebrado y no aquella propensión por reiterarse en el repertorio con mayor difusión -entiéndase repertorio vulgarizado por las emisoras comerciales-, complaciente con los bailadores de turno. No está de más tomar en cuenta, la premisa: pensar como músico, para programar como melómano, dicha consigna puede beneficiar el enriquecimiento y apreciación musical, de eso se trata el ejercicio de participación, de lo contrario la labor de programación constituirá una simple actividad de entretenimiento, para lo cual con dejar sonar un cedé basta. 

El evento presentó una excelente puesta en escena -sonido, aspecto visual, logística, etc.-, pero ni las pantallas, ni la pista para los bailadores hacen parte de la esencia del Encuentro de Melómanos, Salsotecas y Coleccionistas. En tal sentido, el error reside en hablar de la recuperación de una supuesta esencia, al presentar un evento con otro tipo de dinámica en la cual el melómano/participante se halla condicionado a proponer la música previamente seleccionada con la cual satisface su preferencia y así la de muchos melómanos interesados en el goce de la escucha musical permanente. Identificamos la existencia de tres propósitos, por lo menos, coexistentes en la actitud con la cual el melómano/participante programa durante las audiciones de salsa. La primera, es pensada a partir de la querencia de satisfacer su propio gusto, sin obedecer necesariamente a la preferencia de los actores con los cuales interactúa en ese espacio. La segunda, se efectúa a partir del afán por un efecto secundario, el cual supera incluso el gusto particular, situándose del lado de la impresión intencional -en los melómanos asistentes- por el interés de ‘asombrar’ con el disco menos conocido y/o el más costoso, sin tomar en cuenta el contenido musical, aspecto preeminente por el cual se construye -en el mejor de los casos- un interés profundo estrictamente relacionado con este tipo de arte sonoro. Una tercera, reside en la importancia otorgada del melómano/participante al público asistente, del cual espera obtener la aprobación, a través del aplauso brindado al final de la canción.     

Los presentadores de turno animaban al público asistente a bailar por bailar, uno de ellos estableció un jueguito cercano a ¡‘póngale la cola al burro’! ¿Ese tipo de dinámica propia de una viejoteca o verbena, es el carácter del evento de los melómanos de línea ‘dura’, de quienes vimos nacer el evento? ¡No! Semejante propensión por lo fácil, condujo a algunos melómanos a modificar su programación en la reciente edición. Conocí el caso de un melómano invitado, el cual decidió no programar un número del fantástico disco Top Percussion de Tito Puente, por presentar un número ajustado a la intención bailable, presión promovida por el presentador de turno y entusiasmo de los bailadores. No se trata de imposibilitar la programación de números bailables de la salsa, la música cubana y boricua, sus repertorios poseen cientos y cientos de buenos ejemplos, los cuales contienen un maravilloso desarrollo musical susceptible de ser disfrutado a través del baile y la práctica de escucha musical. Una opción puede residir en exigirle al melómano un mayor rigor en la búsqueda de las canciones seleccionadas, con las cuales satisfacer a melómanos y bailadores. De tal manera, reducir la enorme propensión a seguir reiterándose en números ampliamente difundidos por las emisoras comerciales. No se trata de vulnerar la escogencia de cada melómano/participante, se trata simplemente de establecer cuál es el sentido de los Encuentros, no todas las salsas existentes se celebran en este valioso espacio de divulgación musical discográfica, el cual a pulso obtuvo el respeto sociocultural y la alta consideración de los círculos melómanos locales, nacionales e internacionales, los cuales expectantes aguardan por la programación propositiva de los participantes.      
         
¿Es necesaria la presencia de orquestas en el Encuentro?

Si el Encuentro de Melómanos y Coleccionistas, precisara de orquestas para su adecuado desarrollo, no tendría sentido alguno la presencia de los melómanos. Los eventos en los cuales están presentes las agrupaciones musicales tienen nombre propio, poseen otras dinámicas. El avance y calidad de los músicos y orquestas de salsa de Cali deben ser atendidos en otros espacios. Si es inminente la presencia de orquestas en el marco del Encuentro, dadas las actuales directrices, éstas deben ajustarse a la lógica de dicho espacio, el repertorio interpretado es clave en dicho sentido: ¿celebramos la presencia de una orquesta con interpretaciones del tipo de Sandra mora?, ¿cuál es el objetivo de aglutinar en un solo evento: el Encuentro de Melómanos y Coleccionistas, la presencia de orquestas y bailadores?, ¿por qué acondicionar a los bailadores de manera protagónica al Encuentro de melómanos, no es suficiente con sus espacios idóneos: las discotecas y viejotecas?, aquella actividad específica de interacción melómana se transformó paulatinamente en un evento masivo, en una actividad lucrativa la cual posibilita un mayor consumo de bebidas alcohólicas y productos comestibles dispuestos en el evento. 

A manera de conclusión podemos afirmar lo siguiente: el Encuentro de Melómanos y Coleccionistas no ha evolucionado cualitativamente, se ha transformado en otro tipo de evento, con el concurso de los melómanos en la programación, pero la mayoría de éstos han resignado su preferencia en función de las necesidades corporales del bailador. La presencia del melómano/participante en la programación del Encuentro, se advierte prescindible, su rol protagónico inicial no posee la intensidad de hace 20 años. El valor y el respeto por la actividad de los melómanos es cada vez menor, su trabajo por la vigencia de un gusto musical específico -entiéndase música del Caribe- y fortalecimiento de la memoria musical discográfica no es apreciado, de manera general, por el variado público asistente. 

De aquel espacio a cielo abierto, idóneo para el ejercicio de la escucha musical por parte de los melómanos de línea ‘dura’, no pervive ni siquiera el nombre primigenio. De aquel evento esencial de melómanos, el cual surgió como respuesta a la programación mediocre de las emisoras comerciales de salsa de los años ochenta -la cual infortunadamente no ha cambiado-, no pervive ni siquiera el interés por el empeño discursivo de la propuesta.         

Felices los días de hace dos décadas, en los cuales los melómanos/participantes se dirigían al Encuentro con sus discos bajo el brazo y los melómanos/asistentes con su libreta en la mano tomábamos nota de la programación, la cual también podía leerse en hojas una vez dispuestas en cualquier poste del espacio, registros disponibles para todos, de los cuales quienes han asumido la dirección del evento no han dado razón históricamente. De tal manera, dicha documentación con la cual se construye la memoria del evento, se extravió con bajas posibilidades de ser articulada. De todo eso se trataba el evento, de un espacio para la construcción de la cultura melómana de la salsa y su memoria en nuestra ciudad. La reflexión está planteada, el contenido idóneo del evento recae en la participación comprometida de los melómanos. ¿Lo que fue no será más? 

REFLEXIONES AL ENCUENTRO DE MELÓMANOS Y COLECCIONISTAS DE LA FERIA DE CALI 2012. 
por Rafael Quintero (Realizador Audiovisual, coautor del libro Abran Paso: Historia de las Orquestas Femeninas de Cali, Realizador del Primer Congreso Mundial de Salsa)

Me da pena no estar de acuerdo con el sociólogo  Creo que este ultimo evento recuperó el concepto de una música de colección,  pleno de una calidad musical que permitíó al escucha recrearse, saborear las calidades musicales de los interpretes y  las sonoridades musicales propias de una audición.  Si hubo en algunos de los días del encuentro, música bailable y unos bailadores dispuestos siempre para bailar, fue porque los ritmos programados en dichas audiciones tuvieron desde su origen, la intención esencial, de hacer música para el publico bailador. Me refiero muy especialmente a los dos primeros días del encuentro, donde se escucho extraordinaria música para el escucha, pero con un maravilloso sentido para el bailador. No solo la música que no invita a bailar, es por esa misma razón la  música mejor elaborada, o acaso la música por excelencia, para los melomanos. Sobra decir que si hay una música asociada directamente con el baile, es la que tiene raíces cubanas, incluida la salsa de Nueva York. Pero en el encuentro también tuvo su día, y hasta se colocó música que algunos denominan underground. Esa música de unos cuantos, casi de secta, que se escucha y que por demás también se baila, únicamente en las salsotecas de barrio en Cali, porque su sonoridad áspera e imperfecta,  de trombones rajados y montunos agresivos,  no la llevará a sonar nunca en las discotecas de moda, ni de publico en general. Allá también se oyó. Y estuvo presente el Latin para el oído erudito, exclusivo y como algunos lo autocalifican: inteligente. También paso por allá  No todo podía ser latin jazz. Ni musica experimental. 

En general la música que se escuchó en este encuentro, tuvo el común denominador de ser música de coleccionista. Muy poca de esa música que se escuchó,  se encuentra en cualquier tienda de esquina y si se trata de buscarla en Internet,  en donde se encuentra casi todo ahora en estas épocas de la sociedad conectada y globalizada, hay que buscarla con dedicación,. No esta servida a la mano.  Lo cierto es que en un espectáculo de miles de personas, es una obligación tácita, para no derrumbar los ánimos encantados por la buena melodía,   situarse sobre la onda secuencial de colocación de la música, pues si alguien pierde ese sentido de capturar al oyente, le pasa lo del discómano que coloca en el momento mas inoportuno, el tema mas bailable de su discoteca y nadie le sale a bailar. Allí fallaron algunos melomanos-coleccionistas que participaron en el encuentro y deben admitir su error. 

No se puede criticar la pista para bailar. En Cali, en estos eventos siempre se ha bailado, así no haya dispuesta ninguna pista, que los haga visibles, como un espectáculo. Bailar es una inclinación de ciudad, es su placer supremo y el Caleño ama bailar todo lo que se pueda bailar. Por eso su amor por la música cubana, por la salsa y por todo lo que le invite a bailar. Y si se trata de guaracha, son, bomba, mambo, boogallo, pachanga, no hay invitación mejor para el Caleño. Esos ritmos  nunca estarán distantes de sus vidas, ni siquiera para la juventud, que también suele ir a bailarlos a las denominadas viejotecas. 

En síntesis fue un encuentro que exaltó la música de colección y que tuvo suficientes méritos para disfrutarse en la audición. Ninguna de esa música se encuentra reunida en una discoteca de lugares comunes. No obstante todo es susceptible de ser mucho mejor.

En cuanto a las orquestas, no fueron ellas el atractivo del encuentro, como sucedió en otras ocasiones, en donde el publico asistía atraído por Roena, Van Van, La Ponceña, Eddie Palmieri, Herman Olivera, Oscar Hernandez, Guiovanny Hidalgo, Etc, Las agrupaciones que se presentaron no tenían ningún nombre para la mayoría de los allí presentes, eran orquestas locales, poco conocidas. Ni siquiera el grupo cubano asentado en Barcelona, lo conocía buena parte del publico que estaba presente el día que tocó, así tuviera un canción en la radio. Así que allí no estuvo el énfasis  ni la atracción del Encuentro de Melomanos y Coleccionistas. En verdad se debe decir con satisfacción y complacencia, que hemos asistido en la pasada Feria de Cali, a un auténtico encuentro de melómanos y de coleccionistas de música afrolatina.

Bien por Gary (Dominguez), quien dirigió con acierto este maravilloso encuentro y bien por la mayoría de  coleccionistas que supieron interpretar con justeza su misión de llevar música de alta calidad en su producción, de colección y para melómanos, a este importante evento.

Lamento estar en desacuerdo con el Sociólogo, y sus comentarios que no comparto, son para mi muy respetables.


2013-Ene-21